Llegamos a Siem Reap desde Ho Chi Min city, cambiando de país después de 16 días recorriendo Vietnam. Veníamos enamorados de Vietnam. Habría valido la pena sacrificar los días que en principio íbamos a estar en el delta del Mekong para ir a Camboya y visitar Angkor? Y la respuesta es sí, definitivamente. Es una de los sitios más espectaculares que he visto en mi vida.
Esa noche salimos a explorar los mercadillos nocturnos, y yo a comprarme unos pantalones que taparan mis rodillas ya que de lo contrario, no me habrian dejado entrar a Angkor con mis shorts al ser un lugar sagrado. Tanto hombres como mujeres deben ir con manga corta (no tirantes) y pantalón hasta las rodillas. Es mejor llevarlo comprado, ya que los tenderetes a la entrada de Angkor son el triple caros. Y como no, me acabé comprando los típicos pantalones de elefantes que llevaba todo el mundo…
A cenar, fuimos al Hard Rock de Siem Reap. Sí, lo se, dos días seguidos de Hard Rock, pero no podíamos evitarlo 😉 Y además, uno de los que más me han gustado, super pequeñito pero estuvimos muy agusto. Podías pedir canciones al grupo, y ahí nos pasamos toda la noche.
Al día siguiente, madrugón para ir a Angkor. Y sorpresa la nuestra que el guía que teníamos hablaba español! Las entradas a Angkor cuestan 20 USD, pero no duele pagarlos porque sabes que lo utilizan para su restauración. Nosotros teníamos guía incluido por el paquete de viaje contratado. Sino queréis guía tampoco es un impedimento, ya que te dan un mapa con la compra de la entrada y puedes recorrerlo a tu aire. Pero si lo que te interesa es alguien que te cuente la historia del lugar, es mejor un guía. Podéis coger un guía de grupo por un coste de 40 euros aprox o un guía para vosotros solos por unos 80 USD en cualquier agencia de viajes de Siem Reap o en el mismo hotel.
Nosotros íbamos con guía y transporte. Sino, lo que mucha gente hace, es ir con tuk tuk o alquilar una bici, aunque los templos están un poco lejos del centro de Siem Reap.
Angkor, entre los siglos IX y XV, fue la capital del impero Jemer, y aún no se sabe porqué fue abandonada, y la naturaleza se apoderó de ello, ocultándolo a la vista. La leyenda cuenta que fue un explorador francés quien lo volvió a encontrar, aunque por lo que nos dijeron Angkor nunca fue abandonado, ya que los monjes budistas seguían acudiendo. Los franceses empezaron a restaurarlo en 1907, pero eso quedó parado en los años 70 con la guerra civil y genocidio a mano de los Jemeres Rojos, que ocuparon Angkor. Hoy en día aún se pueden ver los agujeros de las balas en las paredes. Cuando lo declararon Patrimonio de la Humanidad en 1997 se inició una comisión para su restauración, que aún continua.
Visitamos la terraza de los elefantes; el Ta Prohm, donde puedes ver cómo los árboles se han ido apoderando de las ruinas, pero aún siguen en pie; el Bayón. Vimos el Budha gigante esculpido en una pared y paseamos por la selva. Hicimos un pequeño descanso para comer algo y recobrar fuerzas, porque llevábamos horas andando bajo un sol de justicia. Y ya para acabar el día, Angkor Wat, la perla de la corona. Es la estructura religiosa más grande jamás construida. Aún no entiendo como no lo nombraron una de las 7 maravillas del mundo moderno, pero bueno… como he dicho antes, una de las cosas más espectaculares que he visto nunca. Recomiendo a todo el mundo que vaya a visitarla.
Acabamos agotados. Pero nada que un bañito en la piscina del hotel no pudiera solucionar. Estuvimos en el Angkor Paradise, desde 5 estrellas hasta guest houses, para todo tipo de bolsillos.
Salimos del hotel y cogimos un tuk tuk, y le dijimos que nos llevara a la zona de los camboyanos, lejos de la zona turística. Y nos llevó al otro lado de Siem Reap, a una especie de feria, donde habían atracciones para niños y habían puestos de comida y ropa. El conductor no hablaba inglés, pero nos apañamos. Eso sí, tuvimos que regatear con él. Siem Reap, al ser tan turístico, no es un sitio barato. Y Camboya, para ser uno de los países más pobres de mundo, tampoco. Intentan sacar al turista lo máximo, así que te pasas el día regateando.
De allí nos fuimos a cenar al Kroya, un restaurante de comida tradicional Kmher. Pudimos probar unos rollitos fritos de pescado; mango verde con pechuga de pollo acompañado de arroz; sopa de costilla de cerdo con daikon y ajo frito; un amok de marisco; y wook de solomillo de ternera con hormigas de árbol rojas. El postre fue un surtido de dulces camboyanos. El precio fue 31 USD por persona, estaba todo buenísimo, sobretodo el último, las hormigas sabían como a pimienta 🙂
Al acabar pasamos a tomar un cocktail por el Hard Rock y como era nuestro aniversario, nos regalaron un helado con una vela y una canción.
A la mañana siguiente, cogimos un avión bien prontito, a las 7.55 camino a Maldivas!!!!!!! Nos despedimos de Camboya, pensando que era un hasta luego. Y así fue ya que en Diciembre de 2017 volvimos para ir a la isla de Koh Rong.